Luis Hernández Navarro
Las encuestas han dejado de ser el oráculo que anunciaba al inevitable ganador de la contienda e inducía el voto útil, para convertirse en materia de controversia. Su imparcialidad está bajo sospecha. Se ha convertido en lugar común que cada sondeo concluye lo que a sus patrocinadores interesa. Unos hablan de la ventaja inalcanzable del puntero y otros de un virtual empate técnico.
Una manta colgada hace unos días en la avenida Universidad de la ciudad de México resumió el descrédito ciudadano hacia los sondeos:
¿Tú le crees a las encuestas? Yo tampoco.
Leer completo http://www.jornada.unam.mx/2012/06/19/opinion/021a1pol
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