jueves, 14 de junio de 2012

#YoSoy132, López Obrador

Adolfo Sánchez Rebolledo
Dada la coyuntura en la que aparece, el #YoSoy132 no se hubiera desplegado sin fortalecer objetivamente a uno de los candidatos, y éste, por razones obvias, tenía que ser López Obrador. Si la primera reacción contra Peña resulta de la manipulación informativa de lo ocurrido en la Ibero, no es ilógico que los primeros beneficios políticos los recibiera quien había denunciado hasta la fatiga la conexión entre Peña Nieto y sus poderosos patrocinadores de la tv. Fue López Obrador y ningún otro quien planteó la asociación entre el PRI y las empresas mediáticas como la palanca para construir, a través de los años, al candidato vencedor, en un juego desigual que contraviene a la democracia pero nadie osa frenar. No llegó López Obrador a sumarse a los jóvenes con ánimo oportunista, pues más bien ellos se hicieron eco de las ideas que el candidato de las izquierdas expuso en el primer debate y antes en los encuentros en las universidades. En ese contexto es que la democratización de los medios adquiere un sentido político fundamental que debe expresarse en las urnas. Con la expansión de los participantes es probable que muchos no simpaticen con López Obrador, lo cual es natural en una movilización tan heterogénea. Pero muchos si lo harán.
Ahora, López Obrador está en posibilidad de vencer a Peña Nieto, si consigue atraer a una parte significativa del voto útil panista y ganar a los indecisos. Por eso, son de esperarse reacciones no muy apacibles de sus enemigos. Por lo pronto, se ha desatado una oleada desinformativa para reditar la visión del candidato de las izquierdas como un político intolerante y poco digno de confianza. Es lo de siempre, tirar la piedra y esconder la mano. Pero algunas interrogantes están en el aire: ¿alguien controlará a los gobernadores priístas si las cifras confirmaran la ventaja de López Obrador? ¿Aceptarán la derrota? ¿Alguien impedirá el apoyo blanquiazul al puntero a cambio de favores futuros? ¿Se mantendrán ecuánimes las grandes corporaciones que al final son el soporte de Peña Nieto, comenzando por la que a su antojo maneja la maestra Gordillo, reina de la política negocio? ¿Cómo jugarán los poderes fácticos ilegales, y a favor de quién? Y Calderón, ¿cuál es su carta secreta más allá de la impaciencia tuitera? Por lo menos, Fox ya dijo que haría hasta lo imposible para que no gane López Obrador. Como en 2006. ¿Y tú?


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