jueves, 31 de mayo de 2012

Adolfo Sánchez Rebolledo
¿Fascista? No se vale

La arremetida de Javier Sicilia contra los candidatos (nada personal, diría) hizo parecer al poeta como un inquisidor dispuesto a no dejar títere con cabeza. Sus interlocutores ya eran culpables antes de oírlos por el solo hecho de sentarse en el banquillo, según la tesis de que basta pertenecer a la llamada clase política para hacerse acreedor a la descalificación, tesis que con asegunes, dicho sea de paso, corre libremente como artículo de fe en los todopoderosos medios. Sicilia les dijo sus verdades a los políticos a la espera de que éstos pidieran perdón por sus actos, dando por supuesto que ese era el lugar y el momento para hablar de cualquier tema. Los candidatos aguantaron vara, pero el diálogo dejó mucho que desear. Ante el curso que tomaba la disquisición de Sicilia, Andrés Manuel López Obrador rechazó que lo metieran en el mismo saco que a los demás invitados. Reaccionó con prudencia ante acusaciones desgastadas pero no aceptó el juego propuesto por Sicilia, exigiendo respeto a su posición personal, cuando es el único que plantea la transformación del modelo de sociedad que causa nuestra decadencia. Al día siguiente precisó: “No se vale que Javier Sicilia, quien encabeza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, use los términos de fascista y autoritario para dirigirse a mí… No, no se vale, ya está bien. No simpatizan con nosotros, tienen otra postura, eso se respeta, pero esos temas de autoritarismo y fascismo, no”. Y tiene razón. Sicilia tendrá sus motivos para no apoyar la candidatura de AMLO, lo cual es su derecho irrenunciable, pero está obligado a respetar la dignidad de las personas. Esperemos que estos desencuentros no conduzcan a dividir aún más la causa de la regeneración de México.

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