sábado, 24 de diciembre de 2011

Desfiladero Jaime Avilés

 Twitter para principiantes 
Hasta el mes de marzo, había en nuestro país cuatro millones de usuarios de Twitter. Por increíble que parezca, hace pocas semanas, la masa crítica de esa comunidad pulverizó, en menos de 72 horas, la imagen de papacito de la patria que Televisa, durante más de un sexenio y a un costo escalofriante, le construyó a Peña Nieto.
Bastó que el ex gobernador mexiquense abriera la boca en la (FIL) de Guadalajara, para que pusiera de manifiesto su verdadera esencia: la de un muñeco de plástico, completamente vacío por dentro. Y es que en cuanto la televisión lo captó confundiendo nombres de autores y de obras que dizque lo marcaron en la vida, quedó al descubierto.
Para las empresas españolas, estadunidenses y canadienses que se han apoderado del petróleo, el gas, la generación de energía eléctrica y los yacimientos de oro, plata y hierro; para los 30 dueños de todo lo que no ha sido entregado a los extranjeros; para los banqueros que siguen cobrando los intereses de los intereses del Fobaproa; para los altos mandos del gobierno que forman parte del crimen organizado; para los que tienen deudas pendientes con la justicia –Salinas, Zedillo, Chuayffet, Fox, los Bribiesca, Lozano, Molinar Horcasitas, Cecilia Romero, Ulises Ruiz, Mario Marín, etcétera–, y para el pozo sin fondo de Televisa, Peña Nieto era el instrumento ideal que prolongaría su dominación del país otro sexenio.
Por eso no se cansaron de sacarle todo el dinero posible –allí están las facturas que documentan el costo de sus promocionales en radio: a millón de pesos el minuto– para inflarlo en las encuestas de popularidad y llevarlo a la Presidencia de la República sin siquiera despeinarse en el mero trámite –eso creían, el mero trámite– de ganar las elecciones del primero de julio.
Cuando a raíz de su caída al abismo en la FIL, cientos de miles de usuarios de Twitter se dedicaron a inventar nombres de escritores y novelas, haciendo alarde de su cultura literaria y burlándose de la incultura general de Peña Nieto, en Televisa y en el PRI se dispararon las sirenas de alarma y los levantacejas acudieron de inmediato a rescatarlo.
Es una campaña de desprestigio, pagada por la oposición, afirmó sin sonrojarse uno de sus más reptílicos defensores. Para gobernar no es importante ser buen lector, dijo otra voz, sin reparar en que Fox y Calderón tampoco leyeron nunca y las consecuencias están a la vista.
a través de Twitter, la chusma se coló de lleno en los salones del poder y comenzó a escribir sobre las paredes íntimas de los dueños de México, las verdades que se dicen en todas partes, menos en la televisión. En otras palabras, Twitter liquidó la máxima que rezaba: lo que no pasa en la televisión no pasa en la realidad.
Todo sugiere que en el incierto México de 2012, Twitter será uno de los campos de batalla donde va a decidirse la lucha por el poder. Y en estos momentos, mientras las autoridades electorales maniobran para que Andrés Manuel López Obrador desaparezca de la escena pública hasta el primero de abril (y Peña Nieto conserve su popularidad en salmuera), ese espacio de debate y polémica está esperando a quienes desean contribuir al rescate y la trasformación de México.

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